Pasamos por el mundo, no nos paramos a contemplarlo; vamos ensimismados, en lo nuestro, de aquí para allá sin disfrutar ni sacando jugo a la vida. Cada día somos menos humanos, actuamos como máquinas programadas que siguen una simple rutina.

Una bonita sonrisa, un cálido abrazo, mirar a través de los ojos de una persona… cada día menos, cuando es lo más grande de este mundo.

Vivimos en una sociedad injusta movida por personas que quieren máquinas que no se planteen algo más allá de lo que ven, que no se fijen en el maravilloso mundo donde nos encontramos, que tengan la mínima creatividad. Hagamos una sociedad justa movida por todos; una sociedad que inculque la creatividad, la singularidad de cada uno para alcanzar la felicidad.

Luchemos por esto.