Mi exmujer vino a verme hace un par de noches. Yo estaba tomando una cerveza mientras veía el partido. Estaba lloviendo mucho, y cuando abrí la puerta de casa ella entró sacudiendo el paraguas, y sacudiéndose a si misma, mojó la alfombra y me mojó a mí la camisa. Me pasé la mano por el pecho, y ella dijo:
_Perdona.
_No pasa nada_contesté.
_Perdona por haber venido sin avisar, no por haberte mojado_ añadió.
¿Y por qué has venido, si se puede saber? Pensé, súbitamente exasperado, pero no lo dije, aunque ella supo que lo había pensado. Sabe muchas cosas de mí, demasiadas, a veces me irrita pensar que ya no estamos juntos, pero que aún así ella va por la vida sabiendo esos secretos sobre mí, aunque quizá no debería llamarlos secretos sino verdades, todas mis verdades, porque lo inconfesable es, ante todo, rigurosamente cierto. (sigue en archivo)
Veo el tiempo pasar en las fechas de caducidad de los yogures. El supermercado es un refugio nuclear, me mantiene a salvo de mí misma. Cuando llego a casa los niños se han comido el tiempo. Están en su cuarto y me miran a través de las ventanas de sus coches de juguete. Les debo parecer diminuta, como esos coches y esas ventanas a través de las cuales me ven. Mi casa también es diminuta pero suficiente. La vida se ha convertido en una sucesión de suficiencias. En la cocina los fogones están apagados y al encenderlos se me queman las comisuras del ímpetu. Vivo con la voluntad chamuscada. Las manos se me enredan en los cables de la trituradora. Trituro las verduras con las manos crispadas hasta volverlas informes. Informes los niños se las comen, cuando tienen tallos y brotes y colores diferentes, se niegan a hacerlo. Les oigo pelearse y meto un dedo en el puré. Sabe a eficiencia. Les llamo y vienen...(sigue leyendo)
Etiquetas: Cuentos, relatos, Relatos breves
Os presento a Simón. Simón es un personaje de cuento con aspiraciones a serlo de corto. Creo que desde que nació quiso salirse del papel y saltar a la pantalla, y ahora, con Talents United, me gustaría cumplirle ese deseo a él, y a su autora. Me encantaría encontrar a quien leyera este cuento y sintiera, como yo, que le queda camino por recorrer. Y sobre todo espero que disfrutéis leyéndolo, como disfruté yo escribiéndolo.